lunes, 6 de agosto de 2012

Se observaron largo rato. Casi sin notarlo se dieron cuenta de que estaban desnudos. Pero lejos uno del otro. Cada cual en su territorio. Desconfiados. Alertas. Fueron acercándose lentamente. Midiéndose. Oliéndose  Fue un encuentro coreográfico. Sus cuerpos bailaron y se desplazaron uno dentro del otro de la misma manera que lo hubiesen hecho dos delfines en las profundidades del océano  Se resbalaban en sus pieles al revolcarse y solo de tanto en tanto subían a tomar aire para volver a danzar. El lanzaba chorros de espuma, y la hundía a ella entre carcajadas y caricias en abismos cada vez mas profundos. No hubo piedad. No hubo tregua.